Escuchando el sonido del silencio

El efecto en nuestra salud de la ausencia de ruido
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Estamos rodeados de multitud de sonidos y ruidos cada día. Sin embargo, hay un sonido que rara vez oímos, aunque es particularmente beneficioso: el sonido del silencio. La ausencia de sonido tiene un efecto positivo en nuestra salud, en nuestra cognición y en nuestro bienestar. No obstante, a largo plazo, el silencio puede ser también perjudicial.

La importancia del silencio para nuestro cerebro

La presión sanguínea, la liberación de hormonas, dormir y la creatividad: el silencio transforma nuestros cuerpos, mentes y almas. Muchos estudios analizan el efecto del silencio en la salud física y mental, y deberíamos tenerlos en cuenta. Cuánto más sabemos, más nos podemos beneficiar del silencio.

El cuerpo se relaja

El silencio tiene numerosos efectos positivos en nuestro cuerpo. Por ejemplo, el estrés se reduce considerablemente, pudiéndose medir por los niveles más bajos de cortisol y adrenalina en sangre. Un estudio del 2006 muestra que tan solo con dos minutos de silencio se reduce la tensión del cuerpo y el cerebro, y es todavía más relajante que la música.

La circulación sanguínea en el cerebro está regulada por el silencio al igual que la presión arterial general. El silencio ayuda a prevenir los infartos y refuerza el sistema inmune. No solo influye en la liberación de hormonas, como hemos mencionado anteriormente, sino que también ayuda en la cooperación de otros sistemas que están controlados por las hormonas como el metabolismo, el nivel de azúcar en sangre, el ciclo menstrual y el deseo sexual.

Además, de acuerdo con un estudio de 2015, la experiencia activa del silencio tiene un efecto positivo en la conducta de sueño, especialmente entre los adultos. Por otra parte, cuando estamos despiertos, el silencio nos permite acceder a la Red Neuronal por Defecto. Estas son las regiones del cerebro que están activas mientras no se hace nada y permiten pensar de manera independiente, como cuando soñamos despiertos.

De acuerdo con un artículo de 2013 en el Diario Brain Structure and Function , el silencio es, al menos, como una droga para el cerebro. Como parte de un estudio, el equipo liderado por el científico Imke Kirste examinó un grupo de ratones y tuvieron unos resultados sorprendentes. Dos horas de silencio crean nuevas células en el hipocampo, la parte del cerebro en la cual se localizan las emociones, los recuerdos y los procesos de aprendizaje. Las nuevas células serán inútiles por sí mismas, pero se han desarrollado en neuronas funcionales que transmiten impulsos e información. ¡El silencio hace crecer el cerebro!

La mente y el alma prosperan

No solo nuestros cuerpos se deleitan en silencio sino también nuestra mentes y almas. Si tenemos la oportunidad y nos permitimos a nosotros mismos mantener la calma, desarrollamos una mayor conciencia de nuestro entorno y de nosotros mismos. El silencio no solo promueve la introspección sino también una reflexión crítica y sostenible. Reconocemos coherencias y encontramos la fuerza para dar forma a nuestras vidas. Ya sea a nivel individual, profesional e incluso social.

El silencio también es un verdadero refuerzo creativo, considerando que activa la RND (Red Neuronal por Defecto) mencionada anteriormente. Cuando no hacemos nada, dejamos que nuestros pensamientos vuelen libres y encontramos la inspiración para la innovación. Ahora podemos mirar hacia los viejos problemas desde una perspectiva diferente y encontrar soluciones innovativas. También nos atrevemos a pensar en lo impensable. Y cuando un pensamiento es convincente, puede convertirse en realidad.

La dificultad de encontrar silencio en la vida cotidiana

En casa la radio está encendida, la lavadora está girando y la nevera está zumbando. En el exterior, los coches tocan el claxon, y solo se ven anulados por el martillo neumático de una obra, hasta que finalmente se une el sonido de una sirena. Cuando finalmente llegamos al trabajo, nuestro compañero ya está gritando al teléfono mientras escribe en su teclado. El ruido de fondo, especialmente en las ciudades, no parece que permita un descanso, y es casi imposible que experimentemos el silencio en la vida cotidiana. Pero, es más que necesario permanecer saludable y productivo.

Oficinas de planta abierta en los sitios de trabajo

La conexión entre el silencio y la salud/rendimiento se pone de manifiesto particularmente en las oficinas de planta abierta. Éstas se están volviendo cada vez más populares, lamentablemente a costa de los empleados, como sugieren los resultados de una encuesta de gran alcance en los Estados Unidos, Finlandia, Canadá y Australia. Científicos en la Universidad de Sidney investigan factores como la calidad del aire, privacidad, luz y ruido en oficinas de planta abierta. Han detectado que los empleados están comparativamente más estresados y que a menudo necesitan coger bajas por enfermedad. Además de la falta de privacidad, todo lo que concierne al nivel de ruido causa insatisfacción. El resultado de la investigación del psicólogo Matthew Davis confirma que: comparado con los empleados que trabajan en oficinas pequeñas e incluso individuales, los empleados de oficinas con plantas abiertas están más estresados, significativamente menos concentrados y motivados. Por ello, no hay duda de que su productividad se está resintiendo.

Contaminación por ruido ¿una plaga moderna?

En 2011, la Organización Mundial de la Salud identificó la contaminación por ruido como “una plaga moderna” y concluyó que “existe una abrumadora evidencia de que la exposición al ruido ambiental tiene un impacto negativo en la salud pública”. Pero ¿cuándo se convierte el sonido en ruido? El daño auditivo se produce a 80 decibelios, la protección auditiva en el puesto de trabajo es obligatoria, empezando por los 85 decibelios. Pero si considera el nivel máximo permitido de ruido continúo emitido en las obras, 55 decibelios, rápidamente se vuelve claro. El ruido no siempre tiene que ser ensordecedor. Incluso antes de que se dañe nuestra audición, sufrimos de emisiones de ruido. Nuestro cuerpo libera hormonas de estrés y nuestra presión sanguínea aumenta. Nos descentramos, incluso somos más agresivos, lo que hace que la interacción humana sea todavía más difícil. Otras consecuencias son un mayor riesgo de ataques al corazón, derrames cerebrales y tinnitus. La concentración y el rendimiento sufren, especialmente en los niños, como muestra la contribución en la Psychological Science de 2002.

Los niños sufren especialmente el ruido

Hace un tiempo, un grupo de científicos examinó el efecto que la reubicación del aeropuerto de Múnich tenía en la salud y desarrollo cognitivo en los niños. Seis meses antes de la reubicación y, 12 y 18 meses después, el equipo realizó pruebas en lectura, memoria, atención y escucha a alumnos de tercer y cuarto curso que vivían cerca de los dos aeropuertos locales, y que iban al colegio allí.

Los científicos comprobaron que las habilidades de lectura y memoria a largo plazo de aquellos niños que vivían cerca del viejo espacio aéreo mejoraron después de que el aeropuerto se moviera. Sin embargo, el desarrollo de los niños que vivían cerca del nuevo espacio aéreo disminuyó. Los investigadores pudieron también demostrar que los niños que están expuestos a ruido a largo plazo desarrollan una respuesta de estrés. Ignoran el ruido, pero también ignoran estímulos relevantes como el habla. Aunque su audición no se ve afectada, su incapacidad para captar el habla permanece después de que el ruido haya parado.

Los descansos acústicos pueden ayudar

La buena noticia es que podemos contrarrestar los efectos adversos del ruido en nuestro desarrollo cognitivo, salud y bienestar. Solo tenemos que buscar activamente la distancia y el silencio. En la naturaleza, por ejemplo, los sonidos que tienen un efecto curativo. Pero, incluso si vivimos en una ciudad y raramente tenemos la oportunidad de dar largos paseos o salidas, podemos perdonar a nuestros oídos tomando algunos descansos acústicos. En casa, por ejemplo, podemos apagar la radio o televisión y disfrutar del silencio, por un periodo largo de tiempo. Diez horas de descanso es lo que se recomienda. Esto parece mucho, pero es lo apropiado para evitar dañar la audición y ¡no debería ser tan difícil si dormimos de seis a ocho horas!

Aprender a apreciar el silencio

¿Hemos olvidado cómo apreciar el silencio? Eso parece, si se miran los resultados en un experimento, los resultados que están publicados en la revista Science en 2014; Se pidió a los voluntarios que se quedarán solos en una habitación entre 6 y 15 minutos. Se les dio solo un botón; si lo presionaban, les daba una ligera descarga eléctrica. 12 de 18 hombres y 6 de 24 mujeres prefirieron darse una sacudida antes de sentirse solos con sus pensamientos. Muchos participantes usaron el botón más de una vez.

De acuerdo con Timothy Wilson, uno de los científicos detrás del experimento, este comportamiento es perfectamente normal. El cerebro humano está diseñado para conectar con el mundo exterior. Incluso si quieres concentrarte completamente en ti mismo, el centro se encuentra principalmente fuera. Sin embargo, existen técnicas para controlar los pensamientos (meditación, por ejemplo). Algunas personas evitan la meditación porque creen que deben dejar de pensar por completo. Sin embargo, esto no es del todo cierto. Los pensamientos pueden venir bien, pero debería poder dejarlos ir.

Si esto todavía es demasiado difícil para usted, empiece con unos ejercicios sencillos. Por ejemplo, comience el día con silencio. Programe la alarma de su reloj diez minutos antes y pase algún tiempo con usted mismo. Otra opción es caminar en la naturaleza. Los ejercicios de respiración son también una buena idea y pueden ser una preparación para una meditación más intensa.

El silencio permanente perjudica al cerebro

Todos los efectos positivos descritos se vuelven obsoletos y, el silencio se vuelve en un factor perjudicial si nos exponemos a él durante mucho tiempo. Esto es especialmente cierto con personas que padecen pérdida auditiva. Como explica el Profesor de Neurofisiología, Andrew King: Cuando ocurre una pérdida auditiva, las células ciliadas en el oído son las primeras en morir, al tiempo que muchas fibras nerviosas que transmiten señales del sonido del oído al cerebro se degeneran. La corteza auditiva en el cerebro no recibirá más información auditiva y cuanto más tiempo lleve el centro auditivo sin recibir sonido, es decir cuánto más dure el silencio, más “olvida” el cerebro. Por ello es crucial encontrar un tratamiento apropiado, por ejemplo, a través de un implante coclear, lo antes posible cuando ocurra una pérdida auditiva, ya que es la única manera de asegurar que la audición se conserva en su mayoría.

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